miércoles, 18 de mayo de 2011

Lo que hace peculiar a este fusil de asalto es su ingenioso sistema de recarga de cartuchos, que utiliza la fuerza de los gases de combustión producidos por el disparo para facilitar la colocación de un nuevo cartucho en la recámara del arma y expulsar el casquillo ya utilizado.
En este sistema, el suministro de fuerza para el funcionamiento del arma se realiza mediante la toma de una pequeña cantidad de los gases impulsores del disparo anterior, una vez que la bala ha pasado hacia la boca. Este gas se dirige hacia una toma, a través de la cual entra en el tubo de gas del arma: allí empuja un pistón que se halla conectado al cerrojo y a su dispositivo de cierre. Primero abre el cerrojo y luego lo empuja hacia atrás. Después, un muelle recuperador ejerce esta acción hacia delante para repetir el ciclo. Esto hace que el arma tenga un menor retroceso y que por tanto la fiabilidad en el disparo sea mayor. Su cargador curvado, que le confiere una mayor capacidad en un espacio menor, es también signo distintivo de este fusil de asalto. Los cargadores del AK y sus derivados se hacen de aluminio y plástico, para acelerar y abaratar el tiempo de fabricación.

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